Hoy mi madre no me quiso.
La he rondado horas enteras
vestido de capitán,
de mago, de marinero,
pero nada, no me quiso
ni me ha pegado siquiera.
Salgo a morir al baldío
volteando todas las puertas.
Arde el sol en el silencio
amarillo de la siesta.
Ni gatos ni vigilantes.
Sólo la calle desierta.
¿Cómo me voy a morir
sin que mi madre me vea?
Armando Tejada Gómez.
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