Ante la desazón colectiva,
Frente al odio que inunda,
la apatía de la que se vanaglorian,
los sueños que corrompen,
la miseria que desparraman.
Contra todo lo que nos parte,
estamos nosotros,
los que somos colectivos
y no átomos.
Los que no soltamos la mano
ante ningún abismo,
los que nos estremecemos
con los pequeños gestos.
Los que perdemos casi siempre,
pero nunca caemos derrotados,
los que volvemos por Maxi,
como volvió Darío.
Somos los convencidos,
que contagiándonos los fueguitos,
mantendremos la llama
siempre encendida.
Por Emilio Mendoza
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