además de las viejas ofensas otras nuevas han surgido,
reales, imaginarias, temporales, y ninguna
excepto el aullido con el que el cuerpo les responde,
fue, es y será siempre un aullido de inocencia
según la escala probada por el tiempo y tonalidad .
Nada ha cambiado. Tal vez sólo costumbres, ceremonias, danzas.
Sin embargo, el movimiento de las manos para proteger la cabeza es el mismo.
Las contorsiones del cuerpo, los tirones e intentos de alejarse,
sus piernas fallan, caen, las rodillas vuelan,
se tornan azules, se hinchan, salivan y sangran.
Nada ha cambiado. Excepto la dirección de las fronteras,
los bordes de bosques, costas, desiertos y glaciares..."
Wislawa Szymborska .
Polonia, 1923-2012
Traducción de León Blanco
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