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" Víspera de Reyes." Alberto Valero Martín.


Era víspera de reyes,
iba cayendo la tarde.
Cabe el hogareño fuego
entre un corro de rapaces
hablaba con voz solemne
con cadencias patriarcales
un viejico que solemos
encontrar en todas partes,
aunque él gusta sobre todo
de los humildes lugares.

Ama el anciano a los niños 
porque es cosa que se sabe 
que los niños y los viejos
hacen buenas amistades
Tienen sus almas ingenuas
la dulzura de los valles
la pureza de la nieve,
una gracia blanca y suave...

Era víspera de reyes,
iba cayendo la tarde 
y  así la voz del buen viejo 
les decía a los rapaces:
-  Voy a narraros un caso
que hubo lugar años hace
en una tarde lejana
que era tal como esta tarde
.
Era Blas un zagalico
que no conoció a sus padres,
que creció mendigo y solo
y su pobre vida errante 
no finó con las heladas
ni a recios golpes de hambre
porque un pajar por la noche 
y de día un miserable 
mendrugo le deparaban
las ajenas caridades.

Fue una víspera de reyes
Sonaban por todas partes
 sobre una risa otra risa,
cantares sobre cantares
y la zambra y el bullicio 
familiar de los hogares.
Y viose Blas tan extraño
entre alegría tan grande 
que huyendo de aquellas risas
salió llorando del pueblo 
y anduvo campo adelante.

Era la noche de nieve,
andaban muy malos aires.
Los vientos eran muy recios,
los copos eran muy grandes,
caían en remolinos
y emblanquecían los árboles...

Al fin le venció la nieve 
y la fatiga y el hambre
Vino a dar su cuerpo en tierra
sobre un lecho de zarzales.

A poco no vio Blasico
más que dos lágrimas grandes
que en sus pestañas temblaban
como dos perlas iguales...
Sintió el alma entumecida
y entumecidas las carnes,
penetrole al par el frío
en el alma y en la sangre.
Y el nevazo sepultole 
donde no lo encontró nadie.

Acaso murió soñando
con tibios besos amantes
que en la su frente pulida
iba dejando su madre

Aquí la voz del anciano
pareció como quebrarse
-¿Qué os parece ,rapaces?
¿Habrán de quedar sin pena
este crimen y otros tales?
¡Todos seremos malditos 
de Dios, como responsables!
¡Todos tenemos sangrientas
nuestras conciencias cobardes!
Sois los hombres del mañana
¡Mirad que el frío y el hambre
llevan rencores y muertes
y venganzas por delante!

Ved que igual al de mi cuento
hay pobres a centenares
Y de los tristes Blasicos
acordáos hoy, rapaces.

Alberto Valero Martín.

2 comentarios:

  1. Cómo escribió Emilio Carrere en su epílogo-comentario al poemario póstumo de mi abuelo: La Musa desconocida, "El era poeta por la gracia de Apolo y escribía sus versos, sin profesionalismo, cuando sentía el propicio estado del alma". Fue hombre de corazón ancho, generoso y sensible al dolor de los desheredados cuyos trágicos ecos recogió en otro de sus libros: "La poesía de los miserables".
    Francisco Galvache Valero-Martín.

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