"...mi padre fue un buen
tipo.
Y ni siquiera
tuve tiempo
de quererle. "
Yo estaba meando
cuando me dieron
la noticia
Tenía siete años
se me acercó un chaval,
por la espalda,
Y me lo dijo.
Así de fácil.
Luego me llamó el cura
a su despacho
-el mismo
en el que se encerraba
los domingos,
los pasteles
y la madre superiora-,
y me soltó
el rollo de rigor.
Que mi padre
no se había muerto
de verdad,
que en realidad
sólo se había ido de viaje,
y que algún día
volveríamos a vernos
a la vera de Dios.
Recuerdo que
lo de la vera
me dejó un poco mosca,
pero no dije nada,
por si acaso.
Me quedé quieto
allí,
en silencio,
esperando…,
hasta que de repente el cura
me agarró por los hombros
y me miró un rato,
a los ojos,
y me dijo que tenía que ser fuerte
en adelante
y portarme como un hombre
y no llorar.
Al día siguiente
enterraron
a mi padre.
Y esa misma tarde,
en la iglesia,
de mi barrio,
otro cura le llamó polvo,
siervo,
finado,
y no sé que chorradas
más.
Lo cierto es que acudió
mucha gente.
Y que mis tías
me acariciaron la cabeza
varias veces.
Y también
que le hice caso al cura
Y no lloré.
Sólo añadir
Que mi padre fue un buen
tipo,
un buen tipo
sin suerte.
Y que ni siquiera
tuve tiempo
de quererle.
Karmelo C. Iribarren
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