"Cuanto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades
tiene de cruzarse con la tristeza.
Por eso, las exhortaciones a la alegría suelen proponer la interrupción del pensamiento: "es mejor no pensar..."No está mal ser triste, señora.
El que se entristece se humilla,
se rebaja, abandona el orgullo.
Quien está triste se ensimisma, piensa.
La tristeza es hija y madre de la meditación.
Aprovecho para confesarle que suelo elegir a mis amigos entre la gente triste.
Y no vaya a creer que nuestras reuniones consisten en charlas lacrimógenas. Nada de eso: concurrimos
a bailongos atorrantes, amanecemos en lugares desconocidos, cantamos canciones puercas, nos enamoramos de mujeres desvergonzadas que revolean el escote y hacemos sonar los timbres de las casas para luego darnos a la fuga.
Los muchachos tristes nos reímos mucho, le aseguro.
Pero eso sí: a veces, mientras corremos entre carcajadas, perseguidos por las víctimas de nuestras ingeniosas bromas, necesitamos ver un gesto sombrío y fraternal en el amigo que marcha a nuestro lado.
Es el gesto noble que lo salva a uno para siempre.
Es el gesto que significa "atención muchachos, que no me he olvidado de nada".
Alejandro Dolina.
De: " La Venganza Será Terrible"
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