Recuerdo,
ya de niño,
me hablaban de un país
estriado hacia el Pacífico,
me decían que Chile era un perfil
de cara a la esperanza,
que su gente andaba sin apuro
forcejeándole al sol
cada mañana.
ya de niño,
me hablaban de un país
estriado hacia el Pacífico,
me decían que Chile era un perfil
de cara a la esperanza,
que su gente andaba sin apuro
forcejeándole al sol
cada mañana.
Luego,
cuando los años
se nos vinieron del oeste,
supe que Chile era un hermano nuevo,
original y hermoso,
que Chile era un silencio
y un murmullo,
una costa infinita
de este lado del mundo
y un motivo de lucha
de este lado del triunfo.
cuando los años
se nos vinieron del oeste,
supe que Chile era un hermano nuevo,
original y hermoso,
que Chile era un silencio
y un murmullo,
una costa infinita
de este lado del mundo
y un motivo de lucha
de este lado del triunfo.
Y había un hombre
(que era decir un pueblo),
con su traje de calle
y sus ojos de abuelo,
un hombre salvador,
un che
de saco y de chaleco,
un revolucionario
con bolas y pellejo
que supo ir a la muerte
como quien descubre un sueño
y se llenó de Chile,
ese país que es nuestro.
(que era decir un pueblo),
con su traje de calle
y sus ojos de abuelo,
un hombre salvador,
un che
de saco y de chaleco,
un revolucionario
con bolas y pellejo
que supo ir a la muerte
como quien descubre un sueño
y se llenó de Chile,
ese país que es nuestro.
Yo se que estás peleando,
che Salvador, eterno.
che Salvador, eterno.
Eduardo Mazo.
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