de transición y producto de la carencia de una base valorativa común,
se ve agravado en nuestra época por el peculiar desarrollo del capitalismo.
Éste, con su concepción individualista de los problemas del hombre y la exaltación de los valores de utilidad, ha tendido, desde su nacimiento mismo,
a separar cada vez más al artista de la sociedad.
La obra de arte dejó de ser un bien social para transformarse en mercancía.
Perdió su carácter monumental y colectivo,
dejando de estar en contacto directo con la comunidad,
para pasar a ser el lujo de unos pocos.”
Ricardo Carpani.
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