A María Angélica de la Paz Lezcano
y a Juan Antonio Medel
Ése que va por esa casa muerta
y que en la noche por la galería
recuerda aquella tarde en que llovía
mientras empuja la pesada puerta.
Ése que ve por la ventana abierta
llegar en gris como hace mucho el día
y que no ve que su melancolía
hace la casa mucho más desierta,
ése que amanecido, con el vino,
se arrima alucinado al mandarino
y con su corazón lo va tanteando,
ése ya no es, aunque parezca cierto,
es un Manuel Castilla que se ha muerto
y en esa casa está resucitando.
Manuel Castilla.
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