Yo sé de Egipto y Nigricia,
y de Persia y Xenophonte;
y prefiero la caricia
del aire fresco del monte.
Yo sé de las historias viejas
del hombre y de sus rencillas.
Y prefiero las abejas
volando en las campanillas.
Yo sé del canto del viento
en las ramas vocingleras:
Nadie me diga que miento,
que lo prefiero de veras.
Yo sé de un gamo aterrado
que vuelve al redil, y expira,
y de un corazón cansado
que muere oscuro y sin ira.
José Martí.
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