"Las fronteras que se abren mágicamente al paso del dinero, al paso de las mercancías, se cierran al paso de los seres humanos"
El culpómetro indica que el inmigrante viene a robarnos el empleo.
Y el peligrosímetro lo señala con luz roja.
Si el intruso, el venido de afuera, es joven y pobre y no es blanco, está condenado a primera vista por indigencia o inclinación al caos o portación de piel.
Pero si no es joven ni pobre, ni oscuro, de todos modos merece la malvenida porque ha venido a trabajar el doble a cambio de la mitad.
El pánico a la pérdida del empleo es uno de los miedos más poderosos en estos tiempos del mundo gobernado por el miedo.
Y la verdad es que el inmigrante está siempre situado a primera mano, ahí no más, a la vista, a la hora de encontrar culpables del desempleo, de la inseguridad y de otras muchas temibles desgracias. "
Eduardo Galeano
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