"Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y nadie nos corta la memoria…" |
Juan Gelman |
"Había ocurrido hacía tanto que había perdido la cuenta y sin embargo, el recuerdo emergía , nítido y abrasador.
Tan lejos en el tiempo y tan clara la imagen.
El puerto ceniciento y húmedo era un paraje gris.
La chiquilla y sus padres despedían a Maxi, amigo incondicional de la familia que había decidido regresar al pueblo.
Desde sus pocos años, guardó en su memoria el diálogo y la tristeza de los mayores aunque no los entendiera.
Después de la despedida, la madre rompió a llorar compulsivamente.
El padre tomó la mano de su hija y con amargo sarcasmo le preguntó a la madre :
- ¿Lloras por Maxi o por el barco que se va ?
Ella calló. Las lágrimas y los sollozos surgieron como un alud despeñándose sin contención .
Volvieron en silencio.
El llanto era por aquel barco que se alejaba regresando al paraíso perdido.
La madre sobrevivió al exilio.
El padre no pudo soportarlo y al poco tiempo sucumbió.
Más tarde entendió que sobrevivir sin el abrigo paterno era andar con su presente ausencia.
El dolor mata.
Descubrió que la nostalgia y la pérdida de identidad fueron cargas demasiado pesadas para que su corazón roto pudiera asimilarlas
Cuando el sentimiento es profundo, el desarraigo es mortal.
Tarde comprendió que el destierro es igual que la muerte recordando los acordes de una canción popular:
"Todo se marcha con nosotros/
no dejamos nada atrás..."
Razón tiene Zamacois cuando dice que " el entorno natal se pega a la piel como un aroma."
El aroma que nos conecta con ese mundo precario pero nuestro,
cielo , montes, prados...
Luchas y sueños perseguiendo utopías.
Utopías perdidas para siempre.
Vale la pena luchar para cambiar el mundo como dice Marcos Ana.
Y también vale la pena morir
cuando la única alternativa es el desarraigo
y el mandato inexorable es el olvido."
Alejo Márquez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario